domingo, 22 de mayo de 2016

En busca de fosas clandestinas y la compleja situación de la violencia

La foto retrataba la parte de atrás de un pick-up con un grupo de hombres, el de en medio llevaba una pala. La mayoría de hombres superaba los 50 años, entre ellos habían un par de jóvenes. Casi todos parecían campesinos: camisa de manta, sombrero ó cachucha, un morral que les colgaba en medio del cuerpo, pantalones que caen con un ruedo enorme sobre sus zapatos. Viajaban con protección policial, en México como en muchos lugares de Centro América, la policía puede ser un aliado o un enemigo, las líneas son difusas. El grupo tenían algunas coordenadas del lugar, la Fiscalía ya había dejado huella. Y decidieron buscar, como campesinos saben leer el terreno y las huellas que otros dejan en este. Y encontraron, la pala y otras herramientas les sirvieron para escarbar. Ahí estaban los restos, restos y más restos. No sabían de quienes eran, pero ahora al menos sabían que ahí habían algo, una pista, un comienzo para investigar. México, al igual que Centro América, están inmersos en una situación de violencia, y hay por todo el territorio fosas clandestinas. Grupos como estos hay en muchos lugares, que van a buscar, se arriesgan tratando de encontrar lo perdido, y tratan de evidenciar una práctica que pasa desde hace ya muchos años.

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