Acá la
Semana Santa casi siempre me sorprende, y a veces hasta pasa desapercibida, o
al menos en mi registro histórico de vivencias. Una Semana Santa me memora
fundamentalmente a calor, torrejas en miel, playa, jocotes y mangos en miel, vía
crucis, alfombras, y una que otra mala película sobre Jesús y la clásica Ben Hur.
Y claro, la familia a la mesa. Acá la Semana Santa es como una navidad en El
Salvador para un inglés, con árbol de navidad pero sin nieve, con bolitas de
colores pero sin frío, y en vez de pavo un gallo en chicha. Acá la tradición tiene como símbolo el huevo, se buscan huevos de chocolate, se desayunan huevos, y se dibujan huevos por donde quiera. Tal vez se relaciona con el anuncio de la primavera y que las gallinas no ponen huevos en todo el invierno (me cuenta Victoria), y se abre la temporada del nacimiento. La misma Semana
Santa pero con otros rituales, así se disfruta.
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