jueves, 6 de agosto de 2015

Lo migrante en la vida cotidiana

Mientras estaba en el supermercado con mi hija un señor me preguntó: ¿Español? Yo le conteste muy afanada: sí!!!. Y todavía contenta le dije: yo habló con ella en español, porque es mi idioma materno, y mi esposo holandés. En un tono serio y algo así como juzgando mi mal comportamiento, él dijo: usted debe de adaptarse. Y yo me le quede viendo y trate de argumentar: nosotros educamos a nuestra hija en dos idiomas. Y él insistió: usted vive aquí en holanda, así que debe de hablar en holandés.  En su sombrero resaltaba un símbolo que asocié directamente con un  partido conservador. Y le dije: Eso es, usted es del partido de Wilders. Y él dijo: si vive acá debe de adaptarse. Y yo le respondí (ya entre risas): este es un país libre y democrático, y esa es su opinión y yo tengo la mía, por suerte usted puede expresar lo que piensa y yo también. Finalmente él dijo: déjalo. Y yo insistí: eso es, usted es del partido de Wilders, por eso. Y entre risas me fui, y le dije adiós, en español claro.  

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