El mozote de la vida

La vida es fantástica en su posición cotidiana. En la búsqueda de solucionar pequeños problemas que construyen el día a día: ¿qué si el chucho se cago y quién lo limpia? ¿hiciste tu mejor esfuerzo en la escuela? ¿quién hace las compras hoy? ¿quién limpia la casa? ¿quién pone la mesa? ¿vamos a caminar o limpiamos el jardín? Esa rutina es la que nos rodea, la que se lleva la gran parte de nuestra vida, es lo que cuenta, lo que nos hace pegarnos como mozote a nuestros hijos e hijas, padres y madres, abuelos y abuelas. Y claro que también nos pegamos a ellos en los sobresaltos, momentos picos como: vacaciones, para aquellos que las tienen, fiestas familiares, fiestas navideñas y año nuevo. Pero sin duda  la rutina es el mozote de la vida. Un mozote que puede doler y acariciar a la vez.  

Hablando de cáncer

El cáncer es una concepto que sirve para denominar múltiples y diversas cosas a las que llamamos también enfermedades. Todos sabemos que existe, y que tarde o temprano a algunos nos llegará. Unos salen y otros no. El proceso lo vive cada quién de diferente manera. Cada caso es un caso. Algunos encuentran en Dios la esperanza, otros en la energía positiva, otros apelan a otras fuerzas esotéricas, otros se lanzan a la medicina alternativa, otros se dejan caer en las manos de la naturaleza, otros no saben que hacer con esa idea que parece absurda, un proceso sin duda duro y difícil de asimilar y vivir. Cada vez que miro a una mujer, por lo general, con pañuelo y sin cabello me quedo paralizada por un par de segundos, después pienso en que se ha vuelto algo normal. Hablar de quimioterapias, radioterapias, tumores, células que se duplican me parece el pan de cada día entre amigos, familia, vecinos, conocidos. Y a pesar de lo común que es el cáncer, así como la muerte, no deja de sorprenderme y causarme tristeza.

D'Aubuisson: ¿importante? ¿Por qué y para quién?

La historia debe ser revisada y contada cuantas veces sea necesaria. El tiempo disminuye los dramas y va dejando vacíos. Las historias, los monumentos, símbolos y memorias nos dejan ver sólo un pequeño trozo de lo que ayer ocurrió.

No está de más reconocer que Roberto d’Aubuisson fue una figura importante en la vida del país, tal como lo menciona su hijo (Ver: La Página, http://www.lapagina.com.sv/entrevistas/106338/Roberto-d´Aubuisson-Mi-padre-es-una-figura-historica-en-el-pais). Fue sin duda una figura que marcó la vida del país. Organizó y dirigió uno de los partidos de derecha más poderosos, y fue presidente de la Asamblea Legislativa (1983). Pero además se caracterizó por un discurso incendiario, polarizado y agresivo. Según la Comisión de la Verdad (1993) estuvo involucrado en el asesinato de Monseñor Romero, y organizó, colaboró y participó con un grupo de escuadrones de la muerte que operaban desde el ejército. Reitero: nadie puede negar la importancia de D’Aubuisson en el país. Para la derecha fue la bisagra, el pegamento de su fragmentación, el líder que la posicionó en el juego político. Para la Democracia Cristiana fue el político que minó su proyecto y le hizo la vida de cuadritos en cada elección, el PDC no la tuvo fácil. Para izquierda fue el escuadrón de la muerte por excelencia.

Si algún día le ponemos (como país) este nombre a alguna calle, en El Salvador muchas cosas son posibles, no hay que olvidar el por qué de la importancia de este nombre, y la importancia para quién.

Todos ríen

Acá una generación que aún debe contar su historia. Cada uno de los que aparece en la foto, junto a otros cuantos, tuvieron vidas y momentos excepcionales. Vivieron una época intensa, llena de encantos y desencantos, algunos nos dejaron, otros aún nos acompañan. Su historia está pegada con lágrimas y  risas,  amores y desamores, bailes y postas, cortas de café y de algodón, noches de debates, noches de sueños, noches de lluvia, días de exilios, días cotidianos como tantos otros, días extraordinarios que nunca olvidarán, de revoluciones y de desilusiones. En la fotos hay algo especial, todos y todas ríen, algo nos dice que se la pasaron bien.