Las luz empiezan
a ganarle espacio a la oscuridad, y el día, con paso lento tiende a ser más
largo. El calor se escabulle poco a poco entre la tierra, y quita terreno al
frío que hace un par de días no dejaba florecer las hojas. Por las mañanas el
silencio es remplazado por un canto de pájaros que cada día cantan más
temprano. La tarde también le roba espacio a la noche, y la noche de las 5 se
traslada a las 9. Hay un cielo amplio y azul que deja verse, y que despierta
caminatas soñadoras. Una vez más aprendemos a decir adiós al frío, y abrimos la
mente para acariciar un poco de luz y calor. El abrigo de invierno cuelga aún
cerca de la salida por si el invierno regresa a despedirse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario