El año
se acaba, y nos deja memorias y desmemorias. Buenas y malas pasadas. Cerramos
el ciclo de la vuelta al sol y volvemos a contar uno nuevo. Sin duda hemos
tenido tristezas, no hay vida sin dolor, y sin duda hemos tenido momentos de
intensa alegría, y momentos cotidianos que llenan la mayor parte de nuestra
vida, y que creo son parte esencial de la felicidad. Les deseo un año lleno de
amaneceres, de puestas de sol, de montaña, de viento fresco en la cara, de
risas en familia y con amigos, de una buena comida, de un paseo por el bosque,
de un par de horas de soledad para reflexionar, de algún viaje, de sueño (tan
reparador), de trabajo (tan necesario), de salud (imprescindible para vivir) de
palabras, letras, poesía, teatro, libros, fiestas, sueños, y fuerza
fundamentalmente para batallar con este mundo tan complejo del que somos
parte.
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