Lo cotidiano es lo de todos los días, intranscendental, parece, pero es el proyecto que llamamos vida. Sobresaltos a veces, esporádicos, pero también de este quehacer de la vida.
lunes, 31 de agosto de 2015
La guerra está desplazando miles de personas hacia otros países de Africa, y claro, Europa. Las consecuencias y las historias dramáticas del desplazamiento parecen poca cosa ante la violencia y destrucción que conlleva la guerra. Miles cruzan agua, tierra, alambres de púas, policías, xenófobos y innumerables situaciones más. Muchos de ellos no llegan, ven a sus hijos, abuelos, padres, hermanos y otros familiares, amigos y conocidos del camino perderse en un desafío que al menos parece mejor que la violencia de la guerra. Europa debate entre diferentes posiciones, algunos aprueban acogerlos y brindar humanitariamente lo que deberíamos hacer con cada ser humano, otros apoyan retornarlos y reforzar las fronteras para evitar su entrada. Hay miedos de un lado y del otro. Mientras unos anhelan a tener una vida sin violencia, otros temen perder su seguridad. En esa dinámica es muy probable que la violencia brote con más fuerza en Europa. Me hace pensar en Saramago y su libro "Ensayo sobre la ceguera". Ojalá hubieran menos miedos y soluciones más practicas.
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